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Into the wild


Hay días en que parece que pierdes pie en el mundo en que vives. Que toda conexión con el mundo real, en su más literal significado, desaparece. Tienes una vida, sí, pero ¿que te ha llevado realmente hasta ella?. ¿Has elegido libre y honestamente tu camino? ¿Eres feliz?

A veces, es tan grande el nivel de abstracción al que estas sometido que ni siquiera ves más allá de lo que te rodea. El mundo entero es tu rutina en la ciudad. Trabaja, estudia, compra, sigue la corriente. Hay gente a la que eso le hace feliz o al menos eso aparentan pero si de algo estoy seguro hoy, es que para mi no es suficiente. Si no hago algo más que eso siento que estoy tirando mi vida y eso es de las pocas cosas de las que me he arrepentido.

Si algo he aprendido durante estos años es que no me acostumbro a la rutina. De vez en cuando necesito cambios en mi vida. Normalmente, me contento con cambios de nivel reducido como cambiar la distribución de mi casa o escaparme unos días de la ciudad. Pero ahora siento que necesito un cambio mayor. Necesito experiencias nuevas en paisajes diferentes. Poco importa lo demás.

Y es que, en días como este dan ganas de imitar a Christopher Johnson McCandless. Un valiente que regaló todas sus posesiones y huyó con lo puesto para recorrer sin rumbo el mundo.

Parece que han hecho una película sobre su historia. Si la veis convinada con el insomnio habitual veraniego os puede llevar a reflexiones como las aquí expuestas. El que avisa no es traidor...

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